La crisis económica provocada por la pandemia está azotando España con más impacto que en otros países. La caída del PIB y la expectativa de recuperación son inquietantes. Sectores de gran peso en la contribución de nuestra riqueza están atravesando momentos realmente difíciles. Las causas: por un lado, el tamaño pequeño de las empresas que forman nuestro tejido industrial que las hace más débiles frente a un parón forzoso de la actividad y, por otro, la aplicación de políticas económicas inadecuadas con exceso de rigidez, intervención regulatoria y aumento de la presión impositiva.
Todo esto ha generado una caída de la confianza empresarial afectando a la inversión privada nacional e internacional, al consumo y al ahorro. La consecuencia: miles de empresas cerrando, destrucción del tejido industrial, más paro y pobreza. Y, ante este panorama, aquí y ahora más que nunca, los líderes de las empresas de cualquier tamaño y sector se han hecho responsables de propiciar un cambio hacia la recuperación. Ya lo hicieron de forma espontánea en la primera oleada. Aparte de hacer su trabajo, gestionar y proteger su proyecto empresarial, ayudaron a paliar con ideas, dinero, logística, servicios y productos a la sociedad. Y este impulso se mantiene.
La recuperación económica está en manos de las empresas. Es su responsabilidad y saben hacerlo al igual que los sanitarios luchan contra el virus. En esta línea están actuando los empresarios en dos ámbitos: el interno y el externo. Así, por un lado, están defendiendo y protegiendo el proyecto empresarial y todo lo que implica o engloba, esto es, su equipo humano, sus clientes y proveedores. Y, para este fin, los empresarios están aplicando el conjunto de medidas y actuaciones estratégicas que el mercado corporativo les ofrece y que en este momento se están gestionando.
La crisis económica provocada por la pandemia está azotando España con más impacto que en otros países. La caída del PIB y la expectativa de recuperación son inquietantes. Sectores de gran peso en la contribución de nuestra riqueza están atravesando momentos realmente difíciles. Las causas: por un lado, el tamaño pequeño de las empresas que forman nuestro tejido industrial que las hace más débiles frente a un parón forzoso de la actividad y, por otro, la aplicación de políticas económicas inadecuadas con exceso de rigidez, intervención regulatoria y aumento de la presión impositiva.
Todo esto ha generado una caída de la confianza empresarial afectando a la inversión privada nacional e internacional, al consumo y al ahorro. La consecuencia: miles de empresas cerrando, destrucción del tejido industrial, más paro y pobreza. Y, ante este panorama, aquí y ahora más que nunca, los líderes de las empresas de cualquier tamaño y sector se han hecho responsables de propiciar un cambio hacia la recuperación. Ya lo hicieron de forma espontánea en la primera oleada. Aparte de hacer su trabajo, gestionar y proteger su proyecto empresarial, ayudaron a paliar con ideas, dinero, logística, servicios y productos a la sociedad. Y este impulso se mantiene.
La recuperación económica está en manos de las empresas. Es su responsabilidad y saben hacerlo al igual que los sanitarios luchan contra el virus. En esta línea están actuando los empresarios en dos ámbitos: el interno y el externo. Así, por un lado, están defendiendo y protegiendo el proyecto empresarial y todo lo que implica o engloba, esto es, su equipo humano, sus clientes y proveedores. Y, para este fin, los empresarios están aplicando el conjunto de medidas y actuaciones estratégicas que el mercado corporativo les ofrece y que en este momento se están gestionando.
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