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Due Diligence o más vale prevenir que curar

Due Diligence o más vale prevenir que curar

La parálisis política en España y la guerra comercial a la que asistimos en la actualidad provoca que tanto las empresas como los agentes que intervenimos en el mercado seamos mucho más precavidos a la hora de actuar. Cuidar hasta el último detalle de una operación es uno de los rasgos más característicos de Main y esta premisa la aplicamos en tiempos buenos y en tiempos malos. Esto lo aprendimos con una de las primeras operaciones que hicimos en Main, y ahora que parece que vuelven tiempos económicos difíciles, me ha vuelto a la cabeza.

Os cuento. Si has visitado alguna estación de esquí o lo piensas hacer acércate a la pista de principiantes y podrás admirar un fenómeno de la naturaleza y de sus inmutables leyes físicas. Siempre hay un árbol en algún sitio de la pista y hagan lo que hagan los novelles esquiadores, tracen curiosos y caprichosos rumbos de descenso, mas o menos accidentado, acabarán abrazando de forma inevitable ese árbol. Las fuerzas combinadas de la ley de la gravedad y la de Murphy, hacen posible este fenómeno que, aparte de su interés científico, no deja de ser divertido.

Lo mismo sucede cuando se compra una empresa y no se hace una buena Due Diligence. El árbol aparecerá en el peor momento y te darás de narices con él. Se entiende por due diligence o diligencias debidas, el conjunto de verificaciones y comprobaciones que se realizan en un proceso de adquisición de una empresa por parte del comprador. Tienen por objeto comprobar la realidad de lo que se está adquiriendo. Al comprar una empresa, se adquieren un conjunto de derechos y obligaciones, que el nuevo propietario hace suyas,por tanto, es fundamental para él que se verifique que lo que adquiere es lo que cree y que no existan contingencias o pasivos ocultos que puedan afectar gravemente al futuro o al valor de la empresa.Las hay de varios tipos,financiera y contable.fiscal,legal, laboral, comercial o medioambiental.Donde menos se espera y en el peor momento, puede aparecer el problema y si  puede pasar, pasará.Es mejor detectarlo antes que después de la transacción.

Cuando empezamos con Main, gestionando un proceso de adquisición, con la due diligence acabada y pactados todos los acuerdos finales, sucedió. En principio todo estaba verificado, debidamente provisionado, con la correspondiente cobertura y con las garantías necesarias acordadas.Todo y todos en la notaría para firmar las escrituras, cuarenta personas entre compradores,vendedores, asesores, bancos, financieros y otros cuarenta documentos para firmar.

Cuando todo parecía ir bien e incluso, en contra de lo habitual en estos casos, se iba a firmar todo en el momento previsto, surgió el problema. Este se manifestó en forma de señora acompañada de sus abogados que gritaba desde el vestíbulo: “¡Quietos todos que soy la auténtica propietaria y mi ex es un farsante!

En fin, a alguien se le había escapado ese detallito,el vendedor era solo usufructuario. Por supuesto, hubo que negociar todo con la auténtica propietaria, llegar a nuevos acuerdos, rehacer un sinfín de documentos y por supuesto, como siempre terminar el cierre a horas intempestivas.

Más vale al comprar algo hacer previamente una buena Due Diligence ya que en cualquier momento aparecerá el árbol o la señora indignada para atizarte en la nariz.

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