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Tiburón a la vista

Si en una soleada y radiante mañana estival está dando una vuelta en una zodiac por el mar y observa un par de aletas de tiburón rondando cerca, es muy probable que decida no darse un chapuzón para refrescarse, por mucho calor que haga, sino más bien, poner literalmente tierra de por medio sin dilación y alejarse lo máximo posible de esas criaturas de la naturaleza.

En el extenso mar del mundo de los negocios y las empresas también hay tiburones y el problema es que al carecer éstos de aletas dorsales como sus hermanos depredadores marinos no se detectan con la misma facilidad.

Los hay de todo tipo o tamaño y se pueden encontrar en cualquier sector o actividad. Están dispuestos a darle un buen bocado a su cartera, patrimonio o empresa y, si es posible, devorarla sin importar los medios ni las consecuencias. Se disfrazarán de salvadores de su empresa: honestos consultores, proveedores financieros o inversores y cuando se descuide, actuarán como lo que son.

Es clave poder detectarlos y por supuesto, no caer en la estupidez de creer que todo ser que se mueva en el ámbito financiero es un peligroso tiburón. Ahí los hay como en todas partes. Es tan tiburón el inversor financiero que, para adquirir una empresa, la endeuda hasta lo absurdo y así ahorrar capital y que su tir salga muy bien, aunque la empresa muera luego en el intento, por acarrear una deuda no operativa imposible de atender, como el empresario que descapitaliza su empresa de forma irresponsable dejándola sin liquidez para afrontar su día a día.

El tiburón se caracteriza porque siempre antepondrá sus intereses personales a cualquier proyecto empresarial o profesional sin importarle los daños a terceros, buscando el corto plazo, más preocupado de la estética que de la ética y practicando eso de que el fin sí justifica los medios.

Sin embargo, estos rasgos comunes no nos dan una clave para prevenir su presencia a tiempo. Me atrevería a sugerir como prueba definitiva para detectarlos algo muy simple pero que no suele fallar y es que toda propuesta o planteamiento de un tiburón adolece de una absoluta ausencia de sentido común. Allí donde éste no esté, aunque la solución o plan parezcan magníficos o incluso mágicos, es muy probable que por esas aguas ronde un tiburón.

Pues bien, a Inversis una empresa en venta propiedad de Banca March, le están rodeando los tiburones en medio del océano. Los interesados no quieren pagar el valor real de la empresa y… ¡juegan con ventaja! porque saben que Banca March está deseando venderla (al hacer clic en el link puedes leer la noticia que publica Intelligence Capital News Report sobre este caso).

 

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